La logística es uno de los mayores retos a los que se enfrenta cualquier empresa que distribuya cualquier objeto físico. En el caso de los productos perecederos, como las frutas y verduras, es aún más difícil, ya que hay que respetar las condiciones de temperatura, luz y humedad, desde que el producto sale del campo hasta que llega a la mesa del consumidor.
La aplicación de tecnologías como la Inteligencia Artificial, alimentada por la enorme cantidad de datos de patrones de consumo que generamos constantemente a través de nuestros teléfonos inteligentes, puede minimizar las cantidades de alimentos que se desperdician. Pero sin duda, el factor que más puede influir en la reducción del desperdicio de alimentos es la eficiencia y la coordinación de los procesos de producción y comercialización.
Actualmente, la logística debe abordarse desde dos ángulos: la logística a gran escala y la entrega de última milla. Entendiendo por logística a gran escala el transporte de la mercancía hasta la tienda o el almacén, y por entrega de última milla, en cuanto al transporte hasta el domicilio del consumidor.
Como explicó Iñigo en el podcast de Consentio Talks de la semana pasada, las tecnologías que permiten aumentar el control logístico a gran escala son cada vez más avanzadas y su coste disminuye progresivamente. La información recogida por los sensores que acompañan al producto durante todo el trayecto, así como la transmisión de estos datos en tiempo real a la nube, permiten detectar cualquier anomalía que, de otro modo, habría dañado el producto.
La red de logística alimentaria ha mostrado su fuerza durante todo el período de la pandemia, pero siempre hay matices que mejorar. Enrique Colilles, director general de Trops, afirma que no podemos depender exclusivamente del transporte por carretera, y que sería muy interesante desarrollar una red ferroviaria más eficiente, que dependa de menos personas.
El segundo ángulo consiste en la entrega a domicilio (entrega de última milla). En los últimos años, la demanda de los consumidores no deja de aumentar. Amazon ha elevado los estándares de la industria minorista, acostumbrando al cliente a recibir el pedido en 2 horas. Cuando hablamos de productos perecederos, la complejidad aumenta exponencialmente. Una mala predicción de la demanda puede hacer que se desperdicien grandes cantidades de fruta. La normalización del comercio electrónico está obligando a las empresas a llevar el producto a la puerta del consumidor. Un reto que, si no se lleva a cabo de forma eficiente, puede destruir los márgenes de venta y, por tanto, la empresa.
Como dijimos la semana pasada, sólo sobrevivirán los que mejor se adapten al nuevo entorno. El caso de Mercadona y el lanzamiento de su filial Mercadona Tech, dedicada exclusivamente al comercio electrónico, lo corrobora. No es un reto fácil que implica la digitalización de toda la cadena logística. Un baile perfectamente sincronizado entre los proveedores, transportistas, gerentes de almacén y los repartidores a domicilio . Una carrera contra reloj que comienza cuando se recoge el producto. De una manera muy breve , se podría desglosar en los siguientes pasos :
-Gestión de catálogos y servicio al cliente.
-Proceso de compra, incluyendo la pasarela de pago.
-Aprovisionamiento de existencias, lo que requiere una estrecha relación con los proveedores.
-Preparación de los pedidos.
-Entrega al cliente, también conocida como entrega de última milla.
La industria de alimentos frescos se enfrenta a un gran desafío, ofrecer un producto de calidad no será suficiente . La experiencia del usuario al recibir un pedido también será un requisito esencial, en un escenario en el que las ventas en línea aumentan día a día. ¿Oportunidad o amenaza para su empresa?